Los Improductivos







Por Roberto Alfaro Vergara


Londoño nos ofrece en su novela “Los Improductivos”, de rápida como amena lectura, un relato distópico, que a momentos nos recuerda algunos textos clásicos del género de ciencia ficción, pero con aires de actualidad, que sin querer nos podemos encontrar con él a la vuelta de la esquina, cuando menos lo pensemos. También podemos ver algunos guiño al filme “Brazil” de Terry Guilliams (1985) o “Equilibrium” escrita y dirigida por Kurt Wimmer (2002), aunque más cercano a “Gattaca” escrita y dirigida por Andrew Niccol (1997).

La historia nos muestra un mundo que estuvo al borde del exterminio. Las grandes corporaciones lograron salvar a la humanidad inhibiendo sus sentidos más primitivos, como el odio o el amor, generando una Sociedad Productiva, como se hacen llamar, destinada simplemente a producir y trabajar incesantemente, en la que sus trabajadores son clonados, recibiendo desde su gestación los conocimientos necesarios para cumplir con sus puestos de trabajo. Aquellos que demuestren debilidades o dudas en sus labores, son clasificados como improductivos, siendo retirados literalmente del mercado hasta un sanatorio, donde son dados de baja y sus órganos donados para las castas superiores que necesiten algún trasplante. De esta manera conocemos al Operador 220, que trabaja en la Bolsa de Valores, quien está dispuesto hacer lo necesario para convertirse en uno de los ejecutivos más altos en la cadena de mando, pero algo lo sacará de su trazado original, cuando desaparece la Operadora 305 y él asuma el puesto de Gerente 220. Entonces comenzará a ver un mundo que desconocía completamente.




Cristián sabe jugar de manera rápida como efectiva con un lenguaje coloquial que no pide ningún esfuerzo al lector de recurrir a la RAE, para saber de qué está hablando. Sus personajes son simples como atractivos, haciendo que el lector pueda sentirse identificado a momentos con el protagonista, con sus dudas y miedos. Esto se debe simplemente porque hoy vivimos en una sociedad competitiva, en la que a los niños no se les enseña a ser buenas personas, sino buenos competidores y querer ser un ganador, sin importar a quien pise por el camino. También nos encontramos que los empleadores no quieren que sus empleados piensen, sino que ejecuten sin cuestionarse nada.


Los Improductivos


En la novela vemos cómo los operadores, gerentes y todo aquel que trabaje, tienen a su disposición un inyectable conocido como “Boxín”, una droga energética que pasa rápidamente al cuerpo, haciendo que el individuo trabaje por horas sin pestañear siquiera, todo para lograr sus metas de productividad. Pero existe un pequeño grupo que no la usa, a pesar de esto, están absortos en sus quehaceres sin ver más allá. Esta droga es algo muy parecido al “Prozium” usado en el filme Equilibrium. Pero a la vez un verdadero acierto por parte del autor, ya que hoy por hoy, vemos que nuestra sociedad está sometida a drogas inducidas para adormecerlo y realice su trabajo sin chistar. No es Boxín ni el Prozium, sino bebidas energizantes, que beben una tras otra para poder seguir adelante, aunque hay otras más sutiles, que son verdaderas adicciones en algunos trabajadores, especialmente de construcción. La cerveza hoy es típico verlos en los medios de transporte beber una tras otra camino a su lugar de laburo. Otro controlador de masas y que hace sentir al individuo medio como todo un ganador, es el fútbol. Los medios han convencido a todos que es más importante chutear una pelota que ser una persona letrada. Un individuo con conocimientos es peligroso. Podría hacer tambalear ciertos sectores económicos, y que decir, de aquellos trabajadores que solamente han conseguido para sobrevivir entrar al retail, sin tener la posibilidad de desarrollarse en sus verdaderas vocaciones o carreras, convirtiéndose en verdaderos zombies.

Lo único que podemos criticar de esta novela corta, lo improductivos que son sus editores, que no se dieron el tiempo de revisar meticulosamente los textos impreso, habiendo una serie de errores continuos. 

En Resumen Cristián Londoño Proaño sabe navegar, sentirse como un pez a sus anchas en lo que escribe. Una lectura más que recomendable para aquellos que deseen iniciarse en el mundo de la ciencia ficción.


Nota: El presente artículo se publicó en LDP Magazine.





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