EL CASO BRADBURY




El 9 de Agosto de 1968, era una mañana agradable en Los Angeles, California. En una oficina del FBI, el Agente Johh S. Temple pulsó la tecla del punto final de la Remington y así concluyó el informe que le habían pedido hacía diez años. Un 8 de Junio de 1959 le habían solicitado que investigara al afamado escritor de ciencia ficción Ray Bradburuy.






El Agente Temple miró las lámparas de la vieja oficina del FBI. Recordó lo que escribió en la sinopsis de su informe: «Ray Bradbury es un escritor de ciencia ficción de literatura, cine y televisión. Vive en 10265 de Cheviot Drive en los Angeles. Es un escritor conocido. Ha publicado en varios periódicos como el Angeles Times y Angeles Mirror News. Es muy critico contra el gobierno de los Estados Unidos. Tuvo una postura en contra del Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC). En 1953 firmó una carta conjunta de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU)». Luego repasó con sus ojos la hipótesis que había tenido que comprobar: Sí Ray Bradbury tenía elementos de simpatía pro-comunista.

Primero, chequeó los archivos policiales. Bradbury fue arrestado en la noche del 24 de diciembre de 1943 pero fue liberado después de comprobar que no había cometido actos delictivos.



Luego, se entrevistó con su informante. Era Martin Berkeley. Era un guionista que cooperaba con el Comité de Actividades Antiestadounidenses y había nombrado a decenas de artistas de Hollywood como comunistas o simpatizantes comunistas. Se citaron en una cafetería de Los Angeles. Martin Berkeley llegó tarde a la cita. Mientras su informante tomaba asiento, miró sus ojos cafés y su nariz recta. Ambos pidieron un café expreso. El Agente le informó de la misión que le habían dado. Martín le señaló que el objetivo general de estos escritores de ciencia ficción era asustar a la gente hasta un estado de parálisis o de incapacidad psicológica similar a la histeria que podría ser posible si los Estados Unidos entraran en una Tercer Guerra Mundial y esto posiblemente afectaría seriamente la moral. Y luego acotó que: «la ciencia ficción puede ser campo lucrativo para la introducción de la ideología comunista». Mientras tomaban la taza de café, el Agente le comentó que había investigado que Bradbury estaba en contra de Mc Carthy. Martin no lo negó y dijo que Bradbury posiblemente tenía simpatías pro-comunistas como podía deducirse de sus intervenciones en la Screen Writers Guild (SWG). Martin tomó el último sorbo de café y dijo enfático que definitivamente muchas de las historias de Bradbury tenían una inclinación contra Estados Unidos. Luego, se despidió de su informante. Le agradó la información que le había proporcionado, porque era un buen punto de partida.



En el transcurso de su investigación leyó con atención las publicaciones de Bradbury y las comparó con Edgar Allan Poe, Saki y Shirley Jackson. Empezó por el libro «Crónicas Marcianas» que fue publicado en 1950. En el libro se hablaba sobre la exploración y el desarrollo en Marte y los efectos en ese planeta. En estos relatos pudo encontrar una conexión. En todas las historias, los terrícolas son saqueadores y no son desarrolladores. La siguiente publicación fue la novela «The Fireman», luego publicado como «Fahrenheit 451», que narra la historia de un bombero encargado de quemar libros. En la historia había una inclinación en contra de la forma capitalista del gobierno estadounidense. Y había que acotar que las 50.000 copias que fueron distribuidas en Rusia, el gobierno ruso las prohibió y las sacó de circulación.


Tres años después de que empezara la investigación.Vio algún indicio de que Bradbury tenía inclinaciones comunistas. En septiembre de 1962, Ray Bradbury, junto con otras celebridades, en un artículo en el New York Times aclaró su postura contra la intervención armada y apeló que los Estados Unidos volvieran a mantener relaciones diplomáticas con Cuba. Pero estos artículos no prosperaron. Se quedaron como una simple queja de un escritor. ¿Podía concluir algo sobre el comportamiento pro-comunista de Bradbury? La verdad que había muy poco.


El Agente Temple movió la perilla del carrete de su Remington, sacó la hoja de la máquina de escribir y la puso junto con las otras 39 páginas del informe. No cabía duda, no había evidencia de que Ray Bradbury había sido miembro del partido comunista ni se tenía evidencia en su contra. Cerró la carpeta del informe y colocó el sello: «SECRETO». Quizás lo único que le había quedado en su cabeza era lo que había escrito Bradbury en algún Boletín que no recordaba su nombre: « la ciencia ficción es el medio para dar alguna luz sobre las falencias de los valores humanos actuales».



*NOTA: Este es un relato basado en los documentos desclasificados del FBI.

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